Día 21. La gloria que sana – Daniel 10
Hemos llegado al final de un tiempo de ayuno, oración y meditación en la Palabra de Dios por medio de nuestro devocional. Daniel 10 habla de un momento como el que estamos viviendo ahora mismo; Daniel había estado orando y ayunando, y después de un tiempo de paciente espera, miró la Gloria de Dios, una visión donde los colores y materiales eran significativos y símbolos de pureza, divinidad, belleza, asombro, luz, fuego, conmoción, autoridad y poder. Sus palabras le infundieron fuerza y entendimiento y quitaron todo temor. Daniel supo que había oposición pero Dios había vencido. Hacemos tuyas las palabras a Daniel: “Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y ten ánimo”
Quizá estás pasando por tiempo difícil, por depresión, cansancio y hasta incredulidad. No temas, Dios está al control de todo, sólo ten fe, esfuérzate, anímate, haz tu parte. Oramos para que en este tiempo de comunión con Dios tu espíritu se haya renovado, tus fuerzas se hayan incrementado y tu fe en Dios sea más grande. Que todo obstáculo para que crezcas sea removido y que puedas ver la Gloria de Dios en tu vida, ¡La Gloria que sana!
“Padre, eres maravilloso, hemos llegado al final de un tiempo devocional contigo, en contacto con tu misma presencia. Estamos expectantes, pacientemente esperamos en ti, nos rendimos a ti y encomendamos a ti nuestra vida para que seas tú obrando. Revélate a nosotros, muéstranos tu gloria, la gloria que sana, la gloria que restaura, la gloria que purifica, la gloria que transforma, la gloria que nos hace anhelarte en formas aún más profundas. Que podamos ser puros, que podamos contemplar tu belleza y asombrarnos, que tu luz ilumine los rincones más oscuros de nuestra vida, que tu fuego purifique la impureza de nuestra mente y corazón y que podamos quedar extasiados por tu autoridad y poder. Hoy más que nunca estamos convencidos de que Tú haces lo imposible, lo que para el mundo parece irreal, para ti es tangible. Tú transformas nuestro desierto en pastos verdes, transformas nuestra debilidad en fortaleza; has vencido, incluso nuestros temores e incredulidad, gracias por tener compasión de nosotros y habitar a nuestro lado. Te amamos. Amén”
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